El campo de concentración de Sachsenhausen se encuentra ubicado cerca de Oranienburg, un pequeño pueblecito alemán próximo a Berlín (unos 45 km) que poco sería visitado actualmente si no fuera por el campo de trabajo para prisioneros políticos creado ahí en 1936. Como todos os podéis imaginar, éste no tardaría en abandonar su función principal con la llegada de miles de judíos, polacos, militares soviéticos, homosexuales y muchos otros presos en 1939.

Debido a la falta de alimentos e higiene, así como a las innumerables crueldades del ejército alemán, se calcula que fueron unas 30.000 personas las que perdieron la vida en Sachsenhausen. En un principio, los fallecidos eran llevados hasta unos hornos crematorios construidos en Berlín, pero en 1940 el campo de concentración contaba ya con sus propias cámaras de gas y poca falta les hacía abandonar sus muros.
Cómo llegar al campo desde Berlín
Para llegar al campo desde Berlín sólo necesitáis parar en la estación de tren Oranienburg; las líneas que te llevan son las RE5, RB12 y S1.
De todas formas, Sachsenhausen se encuentra algo alejado del pueblo, a unos 20 minutos. Yo fui caminando, no tiene pérdida ninguna, pero si hace mucho frío también puedes coger el autobús 804.
Sachsenhausen
Tras caminar unas cuantas calles, llegamos al campo de concentración.
Esta es la entrada:

Una vez dentro, encontramos una caseta que ofrecía información al visitante; como todas las construcciones dedicadas al Holocausto en Alemania, la entrada es gratuita.
Como me gusta hablar y bromear con todo el mundo, por casualidad me puse a charlar con un chico que resultó ser historiador y guía, así que nos unimos a su grupo.
No sé cuánto le pagamos, pero recuerdo pensar al final de la visita que le hubiera pagado más: estuvo tres horas sin dejar de relatarnos detalladamente la historia del campo, curiosidades y un largo etcétera.
Mi consejo es que, si viajas a Alemania y vais a visitarlo, contratéis a un guía. Os daría el nombre de este pero, muy a pesar, no lo recuerdo.
La visita guiada
De camino a la entrada encontramos un gran muro a la izquierda y, a la derecha, las habitaciones de las tropas de las SS.

El muro no servía para que los presos no pudieran escapar, para ello ya había en el interior una valla electrificada. Éste había sido construido para separar la vida de los soldados de la de los judíos y para que los habitantes del pueblo no pudieran ver qué sucedía en el interior de Sachsenhausen.
Por otra parte, muchos de los miembros de las tropas de las SS eran muy jóvenes y todavía tenían sentimientos. Resulta ser que muchos se sentían aturdidos durante los primeros meses de trabajo en el campo y no podían llevar a cabo su trabajo con eficacia por culpabilidad. Para cambiar esto, uno de los altos cargos hizo construir el Gran Casino, conocido por los judíos como «El Monstruo Verde»:

Borrachos para olvidar y divertirse, escogían cada día a unos cuantos presos del campo para que trabajaran por la noche en el ‘Gran Casino’. Los seleccionados ya sabían que no sobrevivirían.
Finalmente, llegamos a la plaza con el reloj, la entrada, con el típico cínico mensaje de bienvenida a los campos de concentración que ya todos habréis visto:

Nada más entrar llama la atención que, rodeando el campo, hay una valla eléctrica. Contó el guía la historia de un soldado que se quitó la gorra, la lanzó hacia ésta y le pidió a un preso que fuera a buscarla.

Si miras recto ves un gran camino de piedra. No podemos olvidar que los campos de concentración no tenían como único objetivo el exterminio de judíos, también querían aprovecharse de ellos (los experimentos de mengele, por ejemplo) y de sus trabajos. Este camino estaba hecho para probar la calidad de las botas de los militares nazis y otros estudios sobre la supervivencia humana; cogían a unos cuantos prisioneros y les mandaban caminar con botas de otros números puestas para ver cuánto aguantaban.
Cuando yo fui hacían -4º, pero con el viento se sentían como -15º: iba súper abrigada y aún así lo pasé realmente mal con el frío.

Supongo que algunos de vosotros querrá descubrir la historia en persona y, como con el post ya os hacéis más o menos una idea, pasaré a mostraros las fotografías con un poco de información:







El día de Navidad cambiaron el sitio en el que estaba la horca por un árbol.








Por último, me gustaría acabar esta entrada con un escrito que encontré en el muro de Berlín y copié en mi libreta. Éste hablaba del pasado de los judíos, de lo que está sucediendo actualmente entre Palestina/Israel, y terminaba con esta poesía que he traducido del inglés: «Guía mis sueños a través del tiempo y del espacio, para compartir esperanza entre naciones, creyentes y no creyentes, para observar con modestia la verdad y así poder revelar con prudencia la magia y el misterio«.
Te recomiendo echarle un vistazo también a la historia de Aimée y Jaguar, que descubrí aquí mismo.
12 comentarios
Hola Judith, acabo de aterrizar en tu blog…. Y me gusta! Comparto contigo la afición (adicción) por viajar y descubrir y este artículo me ha traído a la memoria mi viaje por Polonia y mi visita al campo nazi de Auswitch-Birkenau. Espeluznante y toda una lección de historia con mayúsculas.
¡Hola Paula!
Muchas gracias por pasarte y comentar, ¡qué bien que te guste!
Nunca he estado en Auswitch-Birkenau, tengo muchas ganas de ir. Si yo salí descompuesta de este campo de concentración, no me quiero imaginar cómo saldría del de exterminio…
Hay cosas que jamás conseguiré comprender….:(
Hola, Judith! Gracias por el post. Me ha recordado mi época viajera cuando pasé por Alemania de mochilero.
Yo visité el campo de Dachau (creo recordar que fue uno de los modelos en los que se basaron todos): transmite muchos sentimientos y, aunque puede parecer triste, merece la pena visitar alguno. Al fin y al cabo es parte de la historia, ¿no?
¡Un saludo!
Exacto.
Recuerdo que durante los primeros días estuve un poco tocada, pensando muchísimo en el tema y tal, pero no cambiaría la experiencia de haber ido.
Me alegro mucho de tener a un mochilero como lector, seguro que nos reímos mucho y aprendemos el uno del otro 🙂
Que desolador parece todo en los campos de concentración, pero visitarlos son experiencias creo yo a las que no se les puede dar la espalda.
Sí, a mí me dejó marcada durante un tiempo (no sé por qué, pero siempre que tenía unos segundos libres, la cabeza se me iba para lo que había visto ahí), pero es una experiencia que le recomiendo a todo el mundo para comprender qué fue realmente.
Hola Judith,
Yo también fui al campo de Sachsenhausen (una de las excursiones más fascinantes y chocantes de mi vida).
Sólo quería comentarte que, yo también tuve una guía magnífica a la que también me acoplé. Se trataba de una asociación de guías y hacían la visita a Sachsenhausen gratuita (si querías pagabas al final lo que tu quisieras).
También recomiendo la visita a este campo con guía. Todavía pienso en todas las atrocidades que me contó sobre el campo.
Por cierto, acabo de descubrir tu blog i es un non-stop de leer artículos!
Muchísimas gracias Andrea 🙂
Una experiencia increíble, ¿visitaste el campo en verano o invierno?
PD: Maldita sea la persona que puso la v y la b en el mismo sitio, casi escribo bisitaste, ¡dolor!
Ola Judith, yo soy brasileña pero vivo en Italia con mis padres hacen 7 meses. Leyendo un poco sobre la historia de Aime y Jaguar, he encontrado tu
Blog. Felicidades por su descripción de su visita al campo de Sachsenhausen, esto nos da una buena idea. Soy hija de un judio, y mí padre tuve un tío
muerto en Treblinka. En 2001, él ha visitado el Campo de Auschwitz. Por ahora sólo he leído sobre este tema. No sé si tendría el coraje de ir a un
campo de concentración, porque es algo que me conmueve profundamente, así que no puedo imaginar lo que sentiría si estuviera en un lugar como este.
Todavía honestamente, creo que el mundo necesita mantener estos recuerdos para que esto no se repita nunca más. No podemos cambiar el pasado, pero el
futuro está en nuestras manos.
PD: sé que mi español no es muy bueno, pero necesitaba escribir.
Wow, uno de los mejores comentarios que he recibido Jainara 🙂
Tu español se entiende perfectamente, no te preocupes. ¿Has estado alguna vez en Europa? Si te planteas ir a visitarlos y, vas a pasar por Barcelona, escríbeme un correo electrónico y tienes casa para dormir, ¿vale?